Su historia de superación personal hasta alcanzar el éxito, es un tema interesante que atrae a todos aquellos que admiraban su talento y carisma. Y es que, el conocido como El Charro de Huentitán pasó por oficios muy humildes, luego de salir de casa de sus padres, donde trabaja en el campo, ordeñando y vendiendo leche, para lo cual, abandonó sus estudios básicos.
Así pues, fue albañil, pintor, cuidador de caballos, granjero, entre otros oficios. Aunque desde muy chico, sintió fascinación por la música, iniciando a muy corta edad con la guitarra, a los apenas ocho años.
En cuanto al amor, Don Chente conoció al amor de su vida en plena juventud, con 23 años de edad, mientras que ella; María del Refugio Villaseñor, conocida como Cuquita, contaba solamente con 17 años.
Doña Cuca le acompaño prácticamente desde el inicio propiamente de su carrera musical y, a la par, formo con Vicente una hermosa familia. Tres hijos biológicos; Vicente Jr., Gerardo y Alejandro, y una sobrina de Cuquita que decidieron adoptar; Alejandra.
Para Vicente Fernández la familia era primero, por lo que, siempre se veía enamorado de su rol de padre y muy unido a su esposa. Con el tiempo, Vicente lograría tener una gran familia conformada por sus cuatro hijos, once nietos y cinco bisnietos.
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Con respecto a su carreara musical formal, esta comenzó en 1968, año en el que grabó su primer álbum pero posteriormente, cuatro año después, saldría a la luz su primer gran éxito; “Volver, volver”
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El talento de Vicente era innegable, por ello fue y es considerado uno de los grandes de la cultura mexicana, junto a Pedro Infante, Jorge negrete y Javier Solis.
El ídolo mexicano dejó no solo una gran familia que my seguramente lo extrañara mucho, sino también, un legado de unas 300 que al dia d doy, se quien