¡Conoce la inspiradora historia de Sarah Rector!

Sarah Rector es una niña de 10 años que provenía de una familia de esclavos, cuyos miembros fueron esclavizados por muchos años. Ellos vivían en lo que se conocía como Muscogee Creek, que para esos tiempos era una zona ubicada al sur de los Estados Unidos.

Este lugar era visto como un territorio de indios, y debido a ello, a quienes pertenecían a dichas comunidades se les sometía a la voluntad de los blancos.

Ahora bien, para el año de 1887, la familia de Sarah recibió unas tierras debido a la Ley de Asignación Dawes. Entonces los abuelos de la pequeña recibieron un lote de tierra ubicado en medio de Glenn Pool.

Pero lo que nadie sabía en dicho momento es que justo debajo de estas tierras que le dieron a la familia de Sarah se encontraba ¡Un resguardo natural de petróleo! Resumiendo todo, para el año de 1911, finalmente el padre de Sarah decidió arrendar el lote de tierra perteneciente a Sarah a una compañía petrolera.

Decimos “de Sara” ya que en su momento el gobierno de Oklahoma determinó que los niños afroamericanos de esta familia deberían tener derecho a la propiedad de los abuelos.

Así que, para el año de 1913, un perforador independiente se dio cuenta de que en dicho terreno de Sarah Rector se podían llegar a producir unos 2 mil 500 barriles de petróleo al día aproximadamente. Y como legitima dueña de la tierra, esta niña de 10 años afroamericana comenzó a recibir ¡300 dólares diarios! lo que actualmente vendrían a ser unos ¡7 mil 500 Dólares por día!

Por lo tanto, con tal solo 10 años, Sarah pasó de ser una niña humilde afroamericana a sostener sin problemas a toda su familia, viviendo una vida que muchos blancos privilegiados aspiraban a tener.

Sarah Rector sin duda obtuvo fama a lo largo de todo el país y debido a esto, llegaban a su casa solicitudes de préstamos, donaciones e incluso ¡Propuestas de matrimonio! Pero a pesar de todo su dinero y fama las leyes en Estados Unidos en ese momento establecían que los ciudadanos de color adinerados debían contar con un tutor blanco “Muy respetable”.

En este caso se nombró a T.J. Portero, sin embargo, a pesar de esta imposición estatal de carácter racista, los padres de Sarah se involucraron bastante y lograron proteger la riqueza que legítimamente les correspondía.

Sin duda, una historia muy particular que bien vale la pena conocer, una niña que de la noche a la mañana pasó de ser una pequeña de una familia de esclavos sin recursos, a ser una niña que a sus apenas 10 años, aun con los prejuicios racistas de la época, fue millonaria y pudo con ayuda de sus padre manejar dicho dinero hasta el fin de sus días.